Los Montículos Reales de Gamla Uppsala: Tumbas de Dioses, Reyes y Leyendas




Te voy a contar una historia fascinante que tiene lugar en uno de los sitios más enigmáticos y poderosos de la historia nórdica: los tres grandes montículos reales en Gamla Uppsala, o como los llaman en sueco, Kungshögarna.

Estos tres majestuosos túmulos, que se alzan imponentes en el paisaje, han sido objeto de especulación, mito y reverencia durante siglos. Según el folclore, los mismísimos dioses Thor, Odín y Freyr descansan en estos montículos, conocidos también como Uppsala högar (de la palabra nórdica antigua "haugr", que significa montículo). ¿Y quién no estaría intrigado por un lugar donde se dice que los dioses reposan?

En el siglo XIX, los rumores no cesaban. Se decía que dentro de los montículos descansaban tres reyes de la casi legendaria Casa de los Ynglings. Así que a cada uno de estos túmulos se les empezó a llamar Montículo de Aun, Montículo de Adils y Montículo de Egil. Hoy, sin embargo, son más prácticos en sus nombres: montículo oriental, montículo medio y montículo occidental. 
¿Te imaginas? Estos montículos datan de los siglos V y VI, ¡más de 1500 años de historia bajo nuestros pies! Tan simbólicos son que hasta han aparecido en las portadas de libros sobre la identidad nacional sueca. Pero no solo son antiguos, también fueron diseñados estratégicamente. Cuando un rey moría, lo incineraban junto a su armadura en una pira que alcanzaba temperaturas asombrosas de hasta 1500 °C. Después, sus cenizas eran cubiertas con adoquines, grava, arena y césped, para finalmente descansar en el montículo, destinado a la gloria eterna en el Valhalla.

Y así fue como, según la ley que Odín estableció, todos los hombres de importancia debían ser incinerados, junto con sus pertenencias. Porque, claro, ¡no podían llegar al Valhalla con las manos vacías! Cuantas más riquezas ardían con ellos, más alto llegaban, o eso se creía.

Pero hubo un momento en que todo este misterio estuvo en peligro. En la década de 1830, algunos estudiosos, muy racionales ellos, dijeron que estos montículos eran solo formaciones naturales. ¡Qué insulto para los suecos! Carlos XV, quien estaba destinado a ser rey, no lo soportó y ordenó una excavación en 1846 para despejar cualquier duda. Y aquí es donde entra en escena Bror Emil Hildebrand, quien encabezó la búsqueda en el montículo oriental. Imagina la emoción cuando, tras cavar un túnel de 25 metros, encontraron una olla de barro llena de huesos quemados y ofrendas funerarias carbonizadas. Entre los hallazgos más impresionantes estaban los fragmentos de bronce que probablemente formaban parte de un casco de la Era Vendel, similar a los icónicos cascos de Sutton Hoo y Staffordshire. ¡Una conexión nórdica que traspasaba fronteras!

La historia no termina ahí. En 1874, Hildebrand excavó el montículo occidental, donde halló los restos de un guerrero poderoso. No cualquier guerrero, claro, sino uno que vestía telas finas, portaba una espada adornada con oro y granates, y cuyo equipo provenía de lugares tan lejanos como el Medio Oriente. ¡Qué muestra de la red de contactos que tenía la élite de Uppland en el siglo VI!

Así que, la próxima vez que pienses en los montículos reales de Gamla Uppsala, no los veas solo como antiguas colinas cubiertas de césped. En su interior descansa un pasado lleno de reyes, guerreros, dioses y mitos que, siglo tras siglo, siguen asombrando a quienes se atreven a investigar su historia.

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